"¿Por qué exploto por cosas pequeñas?"

Tyrion Lannister estaba en el juicio de su vida.

Lo acusaban de envenenar al rey.

Inocente.

Pero su padre estaba ahí, mirándolo con desprecio.

Y de repente, Tyrion explotó.

Se paró frente a todos y gritó:

"He estado en juicio por ser un enano toda mi vida."

"Desearía tener veneno suficiente para que todos ustedes lo tragaran."

No era sobre el juicio.

Era sobre todo lo demás.

Años de su padre diciéndole que era una vergüenza.
Años de ser rechazado.
Años de no ser visto.

Una mirada lo encendió todo.

🔥 LA GOTA QUE DERRAMA EL VASO

Aquí está lo que pasó:

Cuando alguien crece siendo constantemente rechazado, el cuerpo no lo olvida.

No procesa el rechazo y lo suelta.

Lo guarda.

Cada humillación se suma a la anterior.
Cada momento de no ser visto se suma al anterior.
Cada crítica se suma al anterior.

Años después, algo pequeño ocurre.

Una mirada.
Un comentario.
Un tono de voz.

Y todo sale de golpe.

Parece irracional.

Pero no lo es.

Porque no es sobre esa cosa pequeña.

Es sobre la acumulación.

🧠 POR QUÉ OCURRE

Cuando alguien crece en un ambiente donde no es aceptado, el sistema nervioso aprende:

"Aquí no es seguro expresar frustración. Aquí debo guardarla."

Así que la guarda.

En los músculos.
En el pecho.
En la garganta.

Año tras año, la frustración se comprime.

Se vuelve más densa.

Más explosiva.

Hasta que un día, algo trivial la desencadena.

Y todo lo que se guardó sale de una vez.

🔄 EL CICLO

Millones de personas viven esto:

El ciclo se perpetúa porque la frustración nunca se procesa.

Solo se comprime más.

💡 LA VERDAD

Tyrion no estaba furioso por una mirada.

Estaba furioso porque:

Eso es lo que explotó.

No la situación presente.

El peso del pasado acumulado.

Cuando alguien entiende esto, cuando ve que la explosión no es sobre el presente sino sobre todo lo que vino antes, algo cambia.

No es instantáneo.

Pero es el primer paso para romper el patrón.

De dejar de comprimir.
De dejar de explotar.
De empezar a procesar.