Fleabag era ingeniosa.
Divertida. Irreverente. Aparentemente segura de sí misma.
En la serie de Phoebe Waller-Bridge, el personaje principal rompe la cuarta pared constantemente.
Mira a la cámara.
Hace comentarios sarcásticos.
Convierte todo en una broma.
Pero hay un momento en la primera temporada que lo cambia todo.
Fleabag está en terapia. La terapeuta le pregunta por qué vino.
Y Fleabag responde con su tono habitual, casi burlón:
"Porque solía usar el sexo para desviar la atención del vacío que grita dentro de mi corazón."
Lo dice como una broma.
Pero la terapeuta no se ríe.
Porque reconoce algo que Fleabag está tratando de ocultar:
El humor es una defensa.
Una forma de decir la verdad sin tener que sentirla realmente.
Más adelante en la serie, Fleabag le dice a su padre algo devastador:
"Tengo la horrible sensación de que soy una mujer codiciosa, pervertida, egoísta, apática, cínica, depravada, moralmente en bancarrota...
que ni siquiera puede llamarse a sí misma feminista."
Su padre responde:
"Bueno, todo eso lo sacaste de tu madre."
Y ahí está.
El origen del crítico interno más brutal que alguien puede tener.
🗣️ EL CRÍTICO INTERNO NACE EN LA INFANCIA
Lo que Fleabag muestra con tanta claridad es esto:
La autocrítica despiadada no es sobre el presente.
Es sobre voces del pasado que se internalizaron.
Funciona así:
Cuando alguien crece escuchando:
- "Eres un desastre"
- "Nunca haces nada bien"
- "Eres egoísta/perezoso/demasiado sensible"
- "¿Por qué no puedes ser más como...?"
El cerebro no solo escucha esas palabras.
Las adopta como propias.
Años después, cuando esa persona comete un error...
cuando algo sale mal...
cuando no cumple con sus propias expectativas...
Una voz interna surge:
"Eres un idiota. ¿Cómo pudiste hacer eso? Siempre arruinas todo."
No es la voz de un padre o una madre.
Es la voz que se convirtió en parte de la identidad.
El crítico interno.
Y una vez que esa voz se instala...
nunca se calla.
Fleabag lo vivió durante toda la serie.
Cada decisión que tomaba venía acompañada de una narrativa interna brutal:
- "Soy terrible"
- "Arruino todo"
- "Soy egoísta"
- "No merezco nada bueno"
Y lo peor:
actuaba de formas que confirmaban esa narrativa.
🔄 LA AUTOCRÍTICA SE CONVIERTE EN PROFECÍA AUTOCUMPLIDA
Hay un momento devastador en Fleabag cuando se revela la verdad.
Su mejor amiga, Boo, murió.
Y justo antes de morir, Fleabag había dormido con el novio de Boo.
Cuando Boo descubrió la traición, quedó destrozada.
Poco después, murió en un accidente.
Fleabag carga con esa culpa durante toda la serie.
Y el crítico interno no para:
"Eres una persona terrible. Mataste a tu mejor amiga. No mereces ser feliz."
Entonces, ¿qué hace Fleabag?
Se sabotea constantemente:
- Tiene relaciones sexuales sin sentido
- Roba una escultura de su madrastra
- Arruina oportunidades
- Termina relaciones que podrían ser buenas
- Se pone en situaciones peligrosas
No porque quiera sufrir.
Sino porque el crítico interno le dice:
"Esto es lo que mereces. Eres terrible. Necesitas ser castigada."
Esa es la trampa de la autocrítica brutal.
No es motivación.
Es autopunición.
Y cuando alguien cree que merece ser castigado...
encuentra formas de hacerlo realidad.
💔 EL CRÍTICO INTERNO IMPIDE LA VULNERABILIDAD
En la segunda temporada, Fleabag conoce a alguien que finalmente la ve.
Un sacerdote.
Él es el primero en notar que ella rompe la cuarta pared.
Le pregunta:
"¿A dónde acabas de ir?"
Y Fleabag se congela.
Porque nadie nunca había notado su mecanismo de defensa.
El sacerdote la desafía a ser vulnerable.
A dejar de usar el humor como escudo.
A enfrentar lo que realmente siente.
En una escena en el confesionario, el sacerdote le pide que confiese sus pecados.
Fleabag enumera cosas superficiales:
- Robo menor
- Relaciones sexuales fuera del matrimonio
- Blasfemia
Pero cuando llega al verdadero pecado, lo que hizo con el novio de Boo, no puede decirlo.
Se detiene.
"Tengo miedo."
El sacerdote pregunta:
"¿De qué?"
Y Fleabag no responde.
Porque la verdad es demasiado dolorosa:
Tiene miedo de que si dice la verdad en voz alta, confirmará lo que el crítico interno siempre le ha dicho.
Que es una persona terrible.
Que no merece perdón.
Que no merece amor.
Esa es la razón por la que la autocrítica es tan destructiva.
No solo lastima en el momento.
Impide la sanación.
Porque cuando alguien se critica constantemente...
no puede ser vulnerable.
Y sin vulnerabilidad...
no hay conexión real.
No hay perdón.
No hay paz.
🌱 SILENCIAR EL CRÍTICO REQUIERE COMPASIÓN
Al final de Fleabag, algo cambia.
El personaje no tiene un final perfecto.
No hay una escena donde todo se resuelve.
Pero hay un momento crucial.
Fleabag deja de mirar a la cámara.
Deja de usar el humor como escudo.
Y por primera vez...
está presente en su propia vida.
No porque el crítico interno haya desaparecido.
Sino porque finalmente dejó de creerle todo lo que le decía.
Phoebe Waller-Bridge, la creadora, dijo algo sobre el personaje:
El uso del sexo era sobre el drama, la validación, el sentido de valor...
y el sentido de ser llevada a otro lugar.
Esa es la verdad sobre la autocrítica brutal.
No es sobre mejorar.
Es sobre escapar.
Escapar del dolor de enfrentar la verdad:
Que algo doloroso pasó.
Que alguien cometió errores.
Que hay culpa real.
Pero que esa culpa no define todo.
🔄 EL PATRÓN QUE MILLONES VIVEN
¿Suena familiar este patrón?
"Soy un desastre"
"Todo lo que toco se arruina"
"No puedo hacer nada bien"
Incluso cuando hay evidencia de lo contrario.
Esto afecta a millones de personas.
No es "ser perfeccionista".
Es un crítico interno que aprendió a hablar con la voz de alguien del pasado.
Fleabag pasó toda la serie castigándose.
Pero no era porque fuera una mala persona.
Era porque había internalizado una voz que le decía que lo era.
Y esa voz se convirtió en la narrativa dominante de su vida.
Hasta que finalmente...
dejó de escucharla.
La autocrítica brutal no desaparece ignorándola.
Desaparece cuando alguien aprende a reconocerla por lo que es:
Un eco del pasado, no la verdad del presente.
Millones de personas viven con un crítico interno implacable.
No porque sean terribles.
Sino porque aprendieron a hablarse a sí mismos con la voz de alguien que los criticaba.